Ley de Promoción Agraria: Dejemos que las cifras cuenten la verdad

La Ley de Promoción Agraria (LPA) como todas las relacionadas al sector agrario, ha sido criticada y alabada por diferentes voces. A propósito de ello, hace unas semanas el analista Andrés Balta escribía a favor de hacer permanente esta Ley, señalando que es “fundamental para combatir la pobreza, descentralizar el país y acelerar el crecimiento económico”.

Sin embargo, este artículo fue ampliamente criticado debido a la falta de un elemento clave cuando se trata de reformas que afectan un nicho o industria: las cifras. Pues bien, Balta resarció su error en un segundo artículo, que refleja el verdadero impacto de esta Ley.

De acuerdo al especialista, la LPA ha beneficiado “directamente a poblaciones que tenían altas tasas de pobreza”, con más de 4,000, empresas acogidas a esta Ley, generando más de 400 mil empleos formales descentralizados en zonas rurales del Perú.

Eso no es todo. El sector agrario, en palabras del analista, es el que más ha crecido en los últimos 14 años, superando en 4.43% a la minería y a otros sectores, y con tasas “superiores a las del resto de la economía: 8% en los últimos años”.

Asimismo, se ha visto un incremento del empleo formal de 25% (2004) a 44% (2017), en “zonas rurales de poco empleo y precariedad laboral de diversas regiones del Perú”, y con salarios promedio aumentando de 658 soles (2004) a 1,550 soles (2018).

Esto es, que el sector agrario ha generado desarrollo en zonas habitualmente alejadas u olvidadas por el crecimiento económico de otras industrias. 

Este desarrollo también se ve reflejado en las exportaciones. En las agrarias tradicionales, las exportaciones se multiplicaron por 11, y en las agrarias no tradicionales, se multiplicaron por 14, con cifras que pasaron de US$627 millones en el 2001 a US$6,654 millones en el 2018. Esto coloca al agro como el segundo sector exportador más grande del Perú, superado solo por la minería.

Hace bien Balta en exigir que el Congreso haga permanente la LPA. En un debate de este tipo, los argumentos se deben basar en las cifras y en el impacto humano y social real.

Toca, además, que desde el Estado se promuevan iniciativas y medidas que no solo garanticen que el crecimiento sea sostenido, sino que también generen un ecosistema de innovación agraria que permita crear productos de mayor valor agregado. El boom agrario no durará para siempre, debemos adelantarnos al futuro.